![]() |
15 de Diciembre
de 2003
Diario La Industria - Chiclayo, Perú
BOCADOS DE NAVIDAD
Por: Luis R. Alarcón
Deiter Linares, de Perú Natural, es directo: "La sola combinación de hidratos de carbono (panetón), carne de ave de granja (pavo, chancho), chocolate, aderezos y calentados constituyen una bomba de tiempo para los sistemas digestivo y circulatorio". La llamada buena mesa ¬propia de fiestas anuales como la que tenemos a mitad de esta semana, Navidad, y la otra exactamente en siete días, Año Nuevo¬ tiene mucho de excesiva y es sin pelos en la lengua un bombazo para los organismos más resistentes. "Es un combustible fundamental para la aparición de enfermedades degenerativas a largo plazo", agrega Linares.
Puede sonar aguafiestas pero es cierto. Incluso a plazo más corto. De otro modo no hubiera esa cantidad ingente de resaqueados y empachados que a la mañana siguiente no quieren ni acordarse que la anterior se supone era una "noche buena".
Y sin embargo, no se trata de romper con una tradición que está arraigada tan fuerte y que en nombre del Niño Dios y la Paz quiere celebrar bebiendo y comiendo. Cecilia Ferré Calderón, nutricionista del Hospital FAP Regional del Norte del Grupo Aéreo N° 6, considera que lo que se puede hacer en vez de quebrar toda una cadena de costumbres es observar algunos hábitos "pre", "en" y "post" cena.
"La idea es que primero el cuerpo se prepare para recibir la cena en una forma adecuada. Eso podía ser una dieta de desintoxicación los días previos a Navidad, 22 y 23, a base de papaya y piña", aconseja Ferré.
Nada del otro mundo y sin embargo muy beneficioso. La papaya y la piña son frutas depurativas. Pero además ambas contienen unas enzimas que ayudan a la digestión de las proteínas. Se llaman papayina en la papaya y bromelina en la piña, esta última tiene también la propiedad de preparar al estómago para los posibles excesos.
"Este consumo ha de ser preferentemnente en forma de trozos, no en jugos,
porque de esa manera cubrirá la sensación de llenura, y así
se podrá consumir estas dos frutas todo el día, durante las tres
comidas", precisa la nutricionista.
Víspera y día
Para el día 24 la especialista aconseja que pensando en que la cena es por lo general opípara, el resto del día deberíamos comer ligero y hacer deporte, el aliado de la buena alimentación y la buena salud. "Tomar un desayuno a base de pan integral, huevo duro, queso fresco y leche descremada; para el almuerzo, algo sancochado, carnes o pollo, con una ensalada de vegetales".
La experta se detiene en señalar que una jornada de fulbito o voleybol podrá preparar al organismo para la comilona de la noche, la misma que potenciará cualquier ración normal a cantidades que los sistemas digestivos, en el promedio de los casos, sentirán como una sobrecarga.
"Una mujer, de salud normal, cuya edad oscila entre 23 a 50 años
consume por día entre 2100 a 2300 calorías. Un hombre, entre 2500
a 2700. Sólo en la cena de Navidad se puede llegar a ingerir 2000 calorías",
enfatiza Ferré.
Para una dieta posterior, se aconseja tres días de carnes y verduras
sólo sancochadas; y si se tiene costumbre incluso sólo verduras.
"Ésta será una forma de no engordar, dexintoxicar al organismo
de todo lo que se ha comido y de compensar al estómago de una digestión
previa tan fuerte por los alimentos preponderantes en azúcares y grasas",
aclara.
Sí puede medirse
Consejos más radicales y quizás más de uno rechace son los siguientes: dejar el chocolate y el panetón para la mañana y la tarde del día siguiente. "Aunque va a aportar la misma cantidad de calorías como si se comienran junto con los otros elementos de la cena (pavo, empanadas y dulces), va a procurar una digestión más sencilla. Eso es algo en lo que han de tener cuidado las personas conforme avanza su edad".
Otra de las formas de aliviar la cantidad calórica y los efectos gastrointestinales que tendrá la cena es detenerse a escoger entre ingredientes e "ingredientes".
Blanca Ugarte-Quiroz, ingeniero industrial peruana radicada en Venezuela donde es considerada por la prensa y TV de ese país como toda una embajadora gastronómica y promotora cultural, tiene varias opciones específicas sobre comida alternativa. Una de sus propuestas que miran tanto salud como economía es la de aprovechar los productos más a mano en una región.
"Con frecuencia nos quejamos de que tal o cual producto se encareció
y no sabemos qué hacer, cuando en países como el nuestro tenemos
infinidad de frutos y verduras de estación más frescos, más
sanos y más baratos", dice.
Traducido esto a ingredientes de platos navideños lo que aconseja Blanca
Ugarte en buen cristiano es usar cebollas, papas, tomates, arracachas... para
recrear recetas como el pavo que tradicionalmente y mirando muy hacia el extranjero
ha considerado una serie de ingredientes que no sólo son más caros
sino que resultan mucho menos frescos sólo por la distancia que viajaron
para estar en nuestra mesa.
Ferré por su parte indica que el pavo como ave favorita para las cenas navideñas es ciertamente sano, pero no lo es su preparación. "Al ponerle vino, manteca y rellenarlo con tocino, pecanas, nueces, carne molida, sencillamente se multiplica su número de calorías y sus nocividad sobre el organismo".
Lo que se recomienda es una preparación como el pollo al horno y un relleno de verduras y si se quiere embutidos, talvez salchicha de pollo.
Una cena bien coronada para asegurar una buena digestión incluiría una macedonia de frutas (papaya piña, y kiwi infaltables). "Y kiwi, que es rico en vitamina C y un gran antioxidante. Con eso ayudaremos a que nuestro estómago degrade bien las proteínas y tendrá un efecto un tanto laxante; ya que por estas fiestas nuestra dieta es rica en azúcares y grasas, mas no en fibras, lo que se traduce en una difícil evacuación".
Por último habrá que cuidarse de los calentaditos. Bocados que suelen oler, saber, muy bien, pero que con un proceso interno muy lento de descomposición puede traer indigestión o toxicoinfecciones. Eso serán ya palabras mayores. La Navidad se nos habrá convertido en un dolor de estómago.